En la unidad original del ser primero, está contenida la causa secundaria de todos lor seres, así como el germen de su inevitable destrucción

Edgar Allan Poe



viernes, 27 de junio de 2008

La enfermedad humanizada


M.C. Escher - Encuentro (1944)


“En efecto, el hombre es esencialmente un enfermo, y el hecho de que esté enfermo es precisamente lo que hace de él un hombre, y quien desee curarle, llevarle a hacer la paz con la naturaleza, “volver a la naturaleza” (en realidad no ha sido nunca natural), todo lo que hoy se exhibe en materia de profetas regeneradores, vegetarianos, naturistas y otros, toda la especie de Rousseau, por consiguiente, no busca otra cosa que deshumanizarle y aproximarle al animal. ¿La humanidad, la nobleza? Lo que distingue al hombre de toda otra forma de vida orgánica es el espíritu, ese ser netamente despegado de la naturaleza y que se siente opuesto a ella. Es, pues, del espíritu de la enfermedad, de lo que depende la dignidad del hombre y su nobleza. “En una palabra, es tanto más hombre cuanto más enfermo está, y el genio de la enfermedad es más humano que el genio de la salud”. Era sorprendente que alguien que se las echaba de filántropo cerrase los ojos ante tales verdades fundamentales de la humanidad. El señor Settembrini no se preocupaba más que del progreso, como si el progreso, suponiendo que existe, no fuese debido únicamente a la enfermedad, es decir, al genio, que no era otra cosa que la enfermedad. Como si los hombres completamente sanos no hubiesen vivido siempre a costa de las conquistas de la enfermedad. Existían hombres que habían penetrado conscientemente en las regiones de la enfermedad y de la locura para conquistar, para la humanidad, conocimientos que iban a convertirse en salud, después de haber sido conquistados por la demencia, y cuya posesión y uso, después del sacrificio heroico, ya no se hallarían por más tiempo subordinados a la enfermedad y a la demencia. Esta era la verdadera crucifixión…”

Extracto de: La Montaña Mágica de Thomas Mann.
Sin palabras...

miércoles, 18 de junio de 2008

La verdad mentirosa y dañina en nuestra sociedad Colombiana


Es inevitable regresar al pasado y escudriñar en él: como es que los hombres se han comportado a través del tiempo, y además, en este ejercicio de exhumación, encontramos un hedor maligno y tedioso al que no podemos eludir. En los inicios del siglo XX en Colombia vamos a encontrar un aroma bastante particular. La incidencia de los partidos políticos y de la Iglesia misma en lograr cohesionar la sociedad bajo sus mandos, van a acrecentar unas fuertes consecuencias para el país, en especial esta: la Violencia. Es por esto, que la asociación entre partidos y religión no son puras casualidades históricas, sino al contrario, van a ejercer una fuerte influencia en la conformación de la sociedad Colombiana. Pero, en qué se caracteriza esa asociación y esa influencia sobre la sociedad? La construcción de la cultura política, sobre todo de la conjuración entre la religión y los partidos políticos de inicios del siglo XX, va a caracterizarse como una fuerza eclipsante o centrípeta sobre la sociedad Colombiana bajo un instrumento que tradicionalmente a lo largo de la historia ha sido usado como estandarte, tanto de las consecuencias históricas como las causas que ha enarbolado el hombre, y es el de la verdad.

Hay que comenzar, entonces, por hablar de los partidos políticos de Colombia. Es bien sabido que tanto el partido Liberal como el Conservador dividieron al país en dos posiciones yuxtapuestas que se confrontaron ideológicamente hasta violentamente. Pero por qué esta confrontación? El origen mismo esta en la idea que preconizaban, y que por ende, trajo partidarios desde las clases más altas hasta las más bajas; de esta manera los partidos lograron manejar su bando bajo la doctrina que profesaban. “El significante de idea expresa esa comprensión del mundo que necesariamente proponen los enunciados políticos: un sistema de saber a partir del cual el mundo social y político se vuelve comprensible y, en consecuencia, dirigible en tal o cual sentido”[1], así no lo dice Carlos Perea y no se equivoca, pues nos dice que el mundo se hizo comprensible bajo la égida de la idea.

Pero no son sólo los partidos políticos, dentro de ese ambiente constructivo de la cultura política, también aparece la Iglesia como otro peso de la balanza. La Doctrina Social de la Iglesia bajo los postulados del tomismo, doctrina claramente traída de Europa, va a decir, en pocas palabras, que se es necesario, para preservar la sociedad misma, confrontar los cambios históricos que de ella surjan, tales como: la evolución política, económica, cultural, social y religiosa; ya que bajo esta negatividad, se va a mantener el orden natural y por último la verdad divina. En un documento elaborado por Fernán Gonzáles, dice lo siguiente:”el tomismo es un pensamiento de la sustancia, de la esencia o naturaleza de aquello que permanece inmutable bajo los cambios accidentales y secundarios del devenir histórico”[2]. Así pues, la Iglesia tuvo un papel fundamental en esta parte de nuestra historia, pues combatió al Liberalismo en persona y rechazaba sus tendencias seculares y laicistas que trataban de desmoronar la estructura eclesiástica.

Ahora bien, la concepción misma de idea no es suficiente para atraer a las masas, pues ésta, en cierta medida, actúa bajo los supuestos doctrinarios y bajo la dominación carismática –en el sentido Weberiano-, pero, siendo así, no es suficiente, ya que ésta debe plasmarse en la concepción de verdad. La verdad es la que actúa y con fuerza, ya que ésta genera la reproducción existencial y convincente en el hombre; pero, en el caso del que estamos hablando, es una verdad dogmática: “toda convicción que ha llegado a ser para quien la posee –o la padece- una referencia de su propia identidad”[3]. Pues bien, así no lo dice el maestro Estanislao Zuleta hablando del dogma en el hombre.

No hay que ser ilusos, y es que las verdades propuestas e impuestas por los partidos políticos de Colombia y de la Iglesia, son verdades construidas, exógenas a nuestra existencia, son alienables e incluso son verdades que en su mayoría no nos representan, pero, que de alguna manera, el hombre comete el error de servir a esas verdades que no le pertenecen. Ya no lo dijo Nietzsche y el hombre no le presto atención: “Nietzsche [y] su negativa a admitir la noción de una verdad desligada de intereses y necesidades formaban parte de un afán de percepción privada (…) de que la verdad es un ejército de metáforas en movimiento”[4]. Sin embargo, ésta verdad Nietzscheana no tiene del todo la culpa, ya que en algún momento indeterminado de la historia apareció algo conocido como la Modernidad, que aún, nadie ha sabido pronosticar –sólo lo intentan los intelectuales afanosos de saber-, y que nos dejo cosas como: la idea, la verdad y, la mal llamada, razón; esto por tan sólo por mencionar algunas; pero, que además, son cuestionables e incluso dogmáticas.





[1] Perea, Carlos Mario. Capitulo 6: La fe en la autentica doctrina, la idea. Segunda Parte: Dos espíritus antagónicos, lo imaginario religioso. Contenido en: Porque la sangre es espíritu. Ed: Santillana. Pág. 83. 1996.
[2] Gonzáles, Fernán. Iglesia Católica y Modernidad en Colombia. Pág. 2.
[3] Zuleta, Estanislao. Tribulación y felicidad del pensamiento. Contenido en: Elogio de la dificultad. Ed: Hombre Nuevo Editores. Pág. 19. 2007.
[4] Rorty, Richard. Introducción: Pragmatismo y filosofía postnietzscheana. Contenido en: Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos. Pág. 17. Ed: Paidos.

martes, 17 de junio de 2008

Saudade

"Murió, en realidad, de saudade. Saudade es una enfermedad genética, inmutablemente fatal, que sólo les da a los poetas, a los despojados, a los nostálgicos y soñadores, a los grandes de espíritu. La saudade es una enfermedad que se aposenta en el alma; comparte con la hipocondría la profundidad de la tristeza pero no la preocupación constante por la salud del cuerpo. Dice que esa enfermedad presenta una perturbación en los afectos y que desordena el pensamiento, que crea un enorme vacío en quienes la padecen y que produce una ansiedad vaga, entre tedio y dolor, y que es una ansiedad que no sabe. Nada dice la ciencia médica sobre ella, no figura en su vademécum. Sólo la poesía atisba algo sobre su naturaleza, sobre debe realizarse o no, y si debe, cómo.
(…)
Sí, de extraña enfermedad debieron haber muerto tipos como el loco ese de Cereté, Córdoba, Gómez Jattin, uno que no vivía – como sus contemporáneos- en la quimera de una felicidad de sentidos anestesiados y que por eso se tiró de cabeza a un bus urbano sólo para descorporizarse de este mundo lleno de verdugos de lo sensualmente bello, o el corrido de la cabeza Tulio Bayer, un médico amigo de bares y de putas, de malandros en fuga, de humos y tiroteos, de abandonos en París y en el olvido; también María Mercedes, una que dejó las rimas y solfeos, gorgoritos y gorjeos, melindres, embadurnes y barnices, o como Emily, como Alejandra o Alfonsina, como Artaud, como Poe, Rimbaud y tantos y tantos otros. De la enfermedad de saudade nada sabe la ciencia médica; tan sólo la poesía puede entenderla. Se sabe que es una enfermedad compleja y contradictoria, vital y mortal al mismo tiempo. Una canción lo dice:

Enquanto a saudade existe pode haver felicidade mas näo há nada mais triste que há saudade da saudade"

Extracto de: La Rebelión de un Burgués, Estanislao Zuleta, su vida. Jorge Vallejo Morillo.

viernes, 6 de junio de 2008

El consejo eterno

No es propicio para algunos? que sientan la inevitable sensasión de que la vida les puede suceder así? Cómo no aceptar un consejo de un desconocido, sin causa alguna, sin motivos algunos, sin preocupación alguna - a menos que se sean preocuapciones pasionales, que verdaderamente si carcomen nuestras carnes -, entonces hay que meditarlo... no es posible contemplar este consejo?
CONSEJO - Charles Bukowski

cuando de nuevo el sonido del viento resuena desde el mar
y la tierra se ensucia con convulsiones y desorden,
ten cuidado de esa arma de dos filos que es una elección
recuerda
que lo que puede haber sido noble
hace 5 siglos
o incluso 20 años
es ahora,
más a menudo de lo que crees,
malgastada acción;
tu vida sólo ocurre una vez,
la historia nos demuestra una y otra vez
que los hombres son necios

ten cuidado, entonces, te diría,
de cualquier aparentemente noble
acontecimiento,
ideal,
o acción,
ya sea por este país o por amor o por el Arte,
que no te engañe la cercanía de las horas
de la belleza, o de la política,
se marchitarán como una flor cortada;
ama, sí, pero no como un deber al matrimonio,
y cuídate de la mala comida y del trabajo en exceso;
vive en un país, es inevitable,
pero amar no es un mandato,
ya sea a una mujer o a una tierra;
no te apresures; y bebe cuanto sea necesario
con objeto de mantener una continuidad,
pues la bebida es una forma de vida
en la que el que participa vuelve a probar fortuna
con la vida; te digo aún más:
vive solo cuanto puedas;
ten hijos, si es que llegan,
pero intenta no tener
que criarlos; no te metas en pequeñas disputas,
ya sean de palabra o en las que se usan las manos,
a menos que tu contrario busque la vida de tu cuerpo
o la vida de tu alma; entonces,
mata, si es necesario; y
cuando llegue el tiempo de morir,
no seas egoísta:
considera que el precio no es alto
y hacia dónde vas:
ni una señal de vergüenza o fracaso
ni una llamada al dolor,
mientras el viento resuena desde el mar
y el tiempo pasa
inundando tus huesos con una paz suave.